Seguimos con esta serie de artículos sobre el lúpulo, hoy traemos la segunda y ultima parte:
En la actualidad, la producción mundial de Humulus lupulus está dominada
por Alemania y EE.UU., que representan el 50% del consumo global, seguidos por
China y la República Checa. España aporta alrededor del 1%, y casi toda la
cosecha procede de la comarca del río Órbigo, en León. Con ella se cubre la
mitad de la demanda nacional.
El parámetro fundamental para medir la calidad de la planta
es la cantidad de alfa ácidos que contiene su flor. De menos a más, la
presencia de esa sustancia convierte una cerveza en aromática, amarga o
superamarga. Desde 1995, toda la producción de nuestro país se adscribe a la
última categoría, como explica José Antonio Magadán, director técnico de la
Sociedad Anónima Española de Fomento del Lúpulo (SAEFL). La lupulina es otro de
sus componentes primordiales, pues alberga más de 250 tipos de aceites
esenciales con aroma y sabor.
En verano da el estirón. El ciclo agrícola comienza a
finales del invierno, pero no será hasta la primera quincena de mayo cuando se
realice el proceso conocido como entutorado. Consiste en escoger de cada planta
seis tallos, de tamaño medio, y desechar el resto. Con esta práctica se
consiguen portes de hasta diez metros. “En periodos de mucho calor puede crecer
hasta 15cm. Al día”, afirma Magadán.
La cosecha tiene lugar en septiembre. Inmediatamente después
se procede a secar las flores, aplicando una corriente de aire caliente de
hasta 65ºC durante ocho horas. Esta operación permite molerlas hasta
convertirlas en polvillo, la materia prima que usan las empresas cerveceras. El
procesado concluye a finales de noviembre, pero la industria lo consume todo el
año. “Para evitar que se oxide y pierda sus propiedades, se realiza el envasado
al vacío o por el método de atmósfera inerte”, explica Ignacio Nicolás
Campillo, director administrativo y de producción de la SAEFL.
En nuestro país, el cultivo del lúpulo tardó en implantarse,
ya que salía más barato importarlo, no fue hasta 1945 tras la Segunda Gran
Guerra e influido por la fuerte política autárquica franquista que el Gobierno
crea la Sociedad Anónima de Fomento del Lúpulo, constituida por el grueso de la
industria cervecera española. Esta institución se dedicó a introducir el
Humulus lupulus en León, Asturias, Cantabria y Galicia. No obstante, la
expansión en tierras españolas ha resultado siempre difícil.
Rentabilidad asegurada. La SAEFL ha conseguido que el
ingrediente menos conocido de la cerveza se convierta en motor económico de
aquellas zonas que lo trabajan. Porque a pesar de su escasa presencia en
relación a otros cultivos, ocupa el primer lugar en ingresos brutos por
hectárea y el octavo en ingresos totales, por delante del trigo, la remolacha o
el maíz.
Fuentes:
Muy
Interesante num. 383 de Abril 2013.
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